miércoles, 7 de octubre de 2009

Nuevas clases

Es la primera vez que creo un blog y por extensión, la primera vez que escribo en uno. Aún estoy verde en cuanto a noticias de economía por lo que para mi primera entrada hablaré de la educación en España, porque me parece un tema fundamental que se aborda desgraciadamente poco o desde perspectivas (a mi modo de ver) poco útiles y porque la clase de hoy (miércoles 7 de Octubre de 2009) de Sis. Económico Mundial me ha animado a ello.

En primer lugar he de aclarar que afortunadamente no asistí a un colegio ni cursé el bachillerato español. Por suerte para mi, mis padres me ofrecieron a los 9 años aprender la lengua de mis abuelos, el italiano, y a los 10 me ofrecieron entrar en la Scuola italiana di Madrid (y digo ofrecieron, porque así fue, ellos no lo decidieron de forma unilateral) donde cursé el colegio y el Liceo (bachillerato aproximadamente). La formación y la cultura general con las que llegué a la universidad no sólo eran en muchos caso incomparables con los conocimientos de muchos de mis compañeros, sino que además me ayudó sobremanera.

A mi modo de ver, en España fallan tanto la forma como el fondo de la educación. No existen buenos contenidos y tampoco existen valores fuertes de esfuerzo o empeño, de perseverancia o lucha. Los profesores se han rendido ante la falta de apoyo por parte de los padres y por ello se ha perdido el respeto dentro del aula. Si no existe refuerzo familiar, si no se da una buena base, el colegio no es el responsable. La educación comienza en casa y se completa en el Colegio. Si la autoridad paterna/materna no es fuerte (y con esto no me remito a castigos físicos, a miedo de los hijos o a barbaridades semejantes, sino sencillamente a la figura paterna que sobretodo en nuestra niñez y adolescencia nos guía y ayuda sin dejar de ser nuestro padres y no nuestros colegas) es imposible que un@ chic@ de 13-14-15-16 años respete a su profesor. Y la respuesta no está, como algunos creen, en equiparar la autoridad del profesor a la de jueces y policías, sino en cambiar los valores que se enseñan a los hijos. El problema reside en que estamos en una generación de los llamados "niños tiranos" donde se nos da todo lo que pedimos y por lo que nosotros no tenemos que movernos demasiado. Y me incluyo, porque reconozco que he tenido y tengo mucha suerte por la familia y el entorno en los que crecí, pero mis padres se encargaron, a partir de cierto momento, de hacerme valorar las cosas.

Pero no sólo la enseñanza escolar me parece que deja bastante que desear, la universitaria es tres cuartos de lo mismo. Por mi experiencia, la formación y evaluación continuas dan mejores resultados que el "ahí te apañes" establecido en la mayor parte del entorno universitario. Desde primero veo profesores que faltan al respeto de los alumnos, ya sea llegando tarde y exigiendo puntualidad, ya sea no viniendo a clase y exigiendo asistencia, ya sea en la misma clase a la hora de dirigirse a algunos y exigiendo respeto hacia su persona, o ya sea no dando clase sino contando bataliitas. Todo esto es algo que me molesta sobremanera porque es una relación no recíproca donde se espera todo de mi y yo no seré correspondida. Y además, cuidado del que ose decirle algo al profesor, porque entonces ten claro que no aprobarás la asignatura. Lo que a su vez me lleva al miedo de muchos de hablar en clase, de preguntar, no sea que alguien piense que eres un "pelota" o que eres simple y llanamente tonto. Por otro lado, el sistema de examen en junio y septiembre, bueno, no es de lo que más me gusta, pero cada uno se organiza como quiere y puede, eso ya es otra cuestión.

Más o menos en todos estos aspectos la clase de hoy me sorprendió. Primero, al llegar a clase no pude creer que ya estuviera el profesor dentro y cuando entré estaba leyendo un párrafo relacionad con Las mil y una noches. Una vez hecha la introducción y entrando en materia, el sistema que seguiremos en clase, muy al estilo anglosajón, no puede dejarme con mejor sabor de boca: un buena y fácil evaluación continua dónde me parece imposible suspender por capricho del profesor. Y sobre todo esto, el profesor es "moderno" y no encomienda la creación de un blog, el seguimiento diario de noticias, el debate... Y finalmente, resulta declararse independiente! como una guinda que corona el pastel, y lo digo porque me parece insoportable la necesidad (psicológicamente entendible, pero no intelectualmente entendible) de ponerle a todo una etiqueta. Resulta evidente que necesitamos manejarnos en el día a día con unas estructuras preestablecidas que no ahorren tiempo, de modo que etiquetamos y estructuramos todo, pero una vez superado esto, en un nivel más intelectual y de reflexión, me parece una tontería lo de las etiquetas para las personas, el "tu de qué palo vas?". Ya con el estudio de los movimientos sociales, políticos y de pensamiento, nos damos cuenta de que tenemos que estar creando nuevos nombres para las corrientes que se van estableciendo y que son el resultado de la unión de pequeñas partes de muchas corrientes (por ejemplo, el bolchobonapartidismo); y aún así no nos damos cuenta de que una persona se compone de muchas pequeñas partes, influencias del entorno, que nos van formando día a día. Esa necesidad imperiosa de encasillarnos que establece que si decidimos introducir una nueva forma de pensar o somos traidores o somos mentirosos o somos demagogos o somos tránsfugas.

Y yo que estudio políticas y pretendo trabajar de politóloga en el campo de análisis político y psicología social, me pregunto porque en España no contemplamos la posibilidad de que exista gente, con la cabeza bien amueblada, o no, que no quiera verse arrastrado por un programa común, por una política de partido o por una corriente general; por qué no entendemos la figura del político independiente de EEUU donde no necesitas ser del partido sino sencillamente bueno en lo que haces para formar parte del comité o del gabinete (aunque es evidente que uno siempre va a tirar más hacia un tipo de política y eso tiene mucho peso); porqué la gente se ciñe a una única forma de pensar sin darse cuenta que hay cosas buenas y malas en todos los programas e ideologías?
En fin, la clase de hoy me ha resultado refrescante y sobretodo necesaria. Me ha hecho querer ir a clase de buena gana y no con el desánimo de saber que una va a aguantar hora y media de clase magistral. Opino firmemente que son necesarias much@s profesores de este estilo para volver a fortalecer y motivar la educación universitaria. Y digo esto con todo el orgullo del mundo y muchos podrán pensar que soy una "pelota" crónica, pero desde ya os aseguro que sencillamente es como me educaron y es lo que creo firmemente.

1 comentario:

  1. Me ha encantado tu reflexión. Denota no sólo cualidades humanas, sino conocimiento. Espero que esto sea sólo el principio. He estado tentado de publicarlo en mi blog ..... tal vez todavía con tu permiso lo haga. Un abrazo, Roberto Carballo

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